HOTEL ALTO DEL VIENTO

Alto del Viento Hotel

En medio de los terracotas y los ocres del pueblo en Santander que se pre- cia de ser el más bello de Colombia, la Fundación Montechico y el Hotel Alto del Viento han creado un circui- to de tierra fértil, trabajo artesano, hos- pitalidad y formación artística que está atravesado por una paleta de color iri- discente: la levedad del índigo, la blan- cura mestiza del fique y la luminosidad de la tierra son algunos de los colores que componen un proyecto cultural y ecológico de gran calado.

Experiencias y artesanos

Felisa Alquichire, la ceramista que conservó directamente las tradiciones de los indígenas guanes, decía que sus tiestos de barro le daban vida. Y eran literalmente su vida porque la tierra le daba el pan para comer, pero también la hacía moverse, buscar el barro, las piedras. Desde mis 17 años también he hecho de esa tierra mi vida. Ocurrió con el Hotel Alto del Viento, que se convir- tió en el motor de todo el ecosistema cultural de Montechico. En sus catorce habitaciones, en el silencio que lo rodea, en las obras de arte que lo recorren y en los espacios verdes de la reserva que lo protegen hemos querido componer una verdadera experiencia de hospitalidad patiamarilla.

black blue and yellow textile

Habita el territorio